En Brasil, el presidente Lula Da Silva anunció un programa de reactivación de la economía, cuyo propósito es revertir el bajo crecimiento que experimentó en los últimos años.
Si el programa se implementa y tiene los efectos buscados será positivo para el Mercosur, porque provocará un aumento de los intercambios comerciales. La mayor demanda brasilera permitirá una reducción del déficit argentino con Brasil, quitando motivos de fricciones entre los socios.
La noticia uruguaya es que el país vecino acaba de firmar un Acuerdo Marco de Comercio e Inversión con Estados Unidos, que podría ser un primer paso para un acuerdo de libre comercio.
Si bien las autoridades uruguayas niegan esa posibilidad, la idea de abandonar el Mercosur en busca de un horizonte comercial más ventajoso circula desde hace tiempo en la dirigencia uruguaya: Uruguay ya ha solicitado en el Mercosur una flexibilización de las restricciones para acuerdos comerciales con terceros países.
Un eventual alejamiento de Uruguay del Mercosur no constituiría un problema económico pero debilitaría políticamente la asociación, sus proyectos y su capacidad negociadora en la escena internacional.
La decisión del gobierno uruguayo tiene razones económicas pero seguramente fue también impulsada por el conflicto que mantiene con Argentina y el escaso eco que tuvieron, en el Consejo del Mercosur, los reclamos uruguayos por los cortes que interrumpen los pasos de la frontera argentino uruguaya.
En la última reunión cumbre del Mercosur se decidió implementar un programa de ayuda a los socios chicos. Es evidente que lo propuesto no ha sido suficiente para revertir la insatisfacción económica y política de Uruguay. Se plantea, por lo tanto, la necesidad de una negociación en el seno del bloque para evitar la profundización de las grietas que presenta.
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